miércoles, enero 05, 2011

Pastillas pal enojo

Le toca bajarse el enojo de un solo trago como tomando pastillas, dejando el orgullo podrirse en el cesto de la basura, porque bien sabía que a nada bueno le llevaba tanta ira. Al fin y al cabo, él cuidaba bien de ella y aunque el enojo le nublara los pensamientos, sabía y sentía desde muy adentro que esa compañía no era ni casual ni pasajera. El tiempo a paso aunque lento, firme, le había ido demostrando la realidad de su verbo y esa noche, nuevamente, le tocó enfrentarse con su latente pasado y un futuro promisorio que entraron de la mano por la por la cocina a tomarse una copa con ella.