martes, agosto 24, 2010

Cómo morirse de aburrimiento una tarde en la oficina

Dibuje a colores diez personas sentadas en una mesa de reuniones para veinticinco. Detalle la imagen con papeles sobre la mesa, teléfonos, laptops, un vaso de café frío, una pantalla que nadie vea, y dos voces que salgan por los parlantes del techo.

Escoja tres personas del grupo y dibújeles una mezcla de desvelo y cansancio, ciérreles un poco los ojos y hágales perder interés. Tome otra más y dibújele migraña, a otra dolor de estómago y a una más dibújela con expresión de abstracción, escribiendo borradores en una hoja de papel.

Ahora borre los colores, el sonido y manche toda la imagen de cámara lenta. Oscurezca el cielo, que parezca que va a llover. Agrégueles hambre.

Continúe dibujando detallitos inertes sin sonido ni colores por tres horas.

Métase en el dibujo.

martes, agosto 17, 2010

un instante en Guyana

Sentado en el escritorio del triste cuarto de hotel, frente a mí un espejo muy serio que se niega a sonreírme, a mi derecha un televisor que no pienso averiguar si funciona, a mi izquierda una puertita que da a un intento de balcón, al fondo el mar donde puedo divisar un barco camaronero con los abridores abajo, arrastrando...

La Canon reposa en el mismo escritorio, como silenciosa testigo de viajes y aventuras. Dos botellas de agua mineral Diamond con emblema distinto, ambas con apariencia de haber estado guardadas en alguna bodega por años.

Tocan a la puerta y me encuentro a una señora bajita de no más de metro cincuenta que sin mayor saludo me da, como exigiendome que agarre, el periódico que estaba en el piso y que yo bien había ignorado al salir a desayunar. Lo tomo y lo coloco encima del también ignorado televisor. Sin decir nada, entra a mi cuarto y se ocupa en barrer y ordenar un poco. La oigo limpiándole el agua herrumbrada que salio de la ducha y medio ordenando sin mucho afán.

En el pasillo se escucha una carreta y una voz femenina que dice "hello housekeeping" a lo que mi visita responde "hello, how are you?", yo sonrío sin que ella se entere.

Me pasan por la mente imágenes de distintos sitios, pienso en las diferencias culturales y comerciales que nos caracterizan. Miro al espejo, le sonrío, me sonríe de vuelta finalmente y me pongo a escribir unas líneas antes de salir a caminar, descubrir, sentir, oler y vivir Georgetown por un par de horas.

Moviendo el gancho como borrando sus propias huellas, mirando al piso dice "OK, then" a lo que yo respondo mirándole la cabeza "thank you very much"

Se cierra la puerta y yo dejo de escribir.