lunes, agosto 25, 2008

Hurtadillas

Se cuela por debajo de la puerta como polvo de verano,
como arena seca se escapa por los dedos,
como el rayito de luz que encuentra hendija entra las persianas,
así se va metiendo este lindo sentimiento en mis entrañas, haciéndose un lugar, acomodándose en la rutina.

Efímera eternidad

Viéndote a los ojos percibo ese no se qué revolotearme en los labios como pidiéndome permiso para besarme, como buscando un momento para una nueva charla. Y un escalofrío me sube por el cuerpo helándome la espalda, derritiéndome el corazón y sin poder evitarlo, se me escapa una sonrisa y el deseo de acercarte a mi pecho.

lunes, agosto 18, 2008

Veinticinco años después

Se sentó en el asiento de al lado en la fila 25, vestía traje entero sin corbata, con una elegancia campesina que me llamó la atención, chiva rala, tez morena, delgado y alto. Me saludó como si ya me conociera e inicio la conversación asumiendo que yo era guatemalteco. Al cabo de unos minutos se percató que no y después de un par de preguntas de rigor, me contó su historia, sin que yo se la preguntase.

Buscando un mundo mejor para sí, había terminado enamorándose de una canadiense con quien vivió en Québec por quizá mucho tiempo. Hoy, 25 años después, regresaba a su tierra natal dejando atrás una historia de vida, que incluye 5 hijos; y procurando lograr el olvido de una mujer que le puso algunas camisas en una bolsa de basura y una nota en la puerta “if you walk in, I call the police” quizá estaba escrita en francés, pero Alejandro me la narró en inglés.

No tengo muy claro que haré, continuó, al menos 8 meses me quedo por aquí reconociendo Guatemala de nuevo, aunque en quince días quiero ir a Limón, Costa Rica a buscar a mi madrastra, que es de la poca familia que me queda. Quizás haya algo para mí allá, sino, regreso a Guatemala a empezar de cero.

De cero a los cuarenta y ocho, no suena tan fácil, además, ¿cómo se empieza de cero con veinticinco años de historia junto a una mujer en otra ciudad con quién se tuvo y crió cinco hijos, o al menos la mayoría de ellos? ¿Cómo se regresa a una familia que se dejó atrás, tan atrás que ya no está en el país, o en el mundo?

Sencillo no parecía ser, pero no le permití que notara mi duda, por el contrario le dije, vas a estar bien vos, ya vas a ver, estoy seguro Guate te espera con los brazos abiertos y si vas a Costa Rica, la vas a pasar bien, vas a ver. Me interrumpió, como si no me estuviese escuchando y dijo, veinticinco años sin tomar ni fumarme un hijueputa cigarro, para que ahora me eche a la calle como un perro. Ahora te sacás el clavo no jodás, le dije. Sonrió y me mostró un paquete de cigarrillos que había comprado en el aeropuerto de salida. Ahora nos echamos uno al llegar, me invitó. Tengo siete meses de no fumar, pero con gusto te hubiese acompañado.

El piloto había anunciado el descenso hacia rato ya y estábamos sobrevolando la ciudad, Alejandro veía por la ventana lleno de emoción y como un chiquillo me explicaba donde estaba cada barrio y qué edificios no reconocía, que a mi, por cierto, me parecían ser muchos.

Al aterrizar, golpeaba el piso del avión con sus botas y llorando decía; ¡esta es mi tierra, estoy de vuelta!

Suspiré profundamente y le sonreí pensando que tenía frente a mí a un hombre en su primer día de vida, de una nueva vida.

miércoles, agosto 06, 2008

martes, agosto 05, 2008