sábado, diciembre 20, 2008

De negro con tonos rojizos

De negro con tonos rojizos iba esta vez cuando se presentó como acordado, rondando las diez de la noche en casa de sus amigos, para pasar un rato con ellos y volver a verlos de nuevo.

De negro con tonos rojizos iba esta vez, y de nuevo, él la vio y le prestó atención, le conversó un rato y la invitó a bailar una cumbia.

De negro con tonos rojizos iba esta vez, y una vez más el la vio e intentó conversarle de la vida de hoy y de ayer, de los hijos que cambian, de los presidentes que cambiamos, de los trabajos que nos cambian. De negro con tonos rojizos iba esta vez y al igual que las otras veces, ella le habló de vuelta y le sonrió.

De negro con tonos rojizos iba esta vez y todos la vieron. La vieron de nuevo y esta vez al igual que muchas otras le miraron de cerca y de lejos, se acercaron a saludar y le invitaron a brindar. Y todos brindaron por la amistad que nació en el pasado y aún en el presente se las ingenia para sobrevivir.

De negro con tonos rojizos iba esta vez cuando uno de ellos le ofreció llevarla de vuelta al final de la noche y ella dijo sí, para que luego él le ofreciera acompañarla el ratito que a la noche le sobraba más ese rato del día que no se sabe si ya es de día o aún de noche. De negro con tonos rojizos iba esta vez cuando ella de nuevo dijo sí.

De negro con tonos rojizos iba esta vez que los vio de nuevo y aceptó ser acompañada por uno, que nunca había sido nada y que no llegaría a ser más que uno, una noche que fue de negro con tonos rojizos.