viernes, abril 24, 2009

Un poco de Mingo en bici

Tomar la bicicleta aprovechando que papi había dejado el portón abierto y bajar desde la cochera a la calle a toda velocidad tomando impulso desde la rampa, era de las mejores sensaciones que vivía de niño, principalmente en las tardes de verano, cuando Santo Domingo de Heredia se veía tan bonito que parecía el tiempo se había detenido y lo había convertido en fotografía.

El viento y el sol me acompañaban cuesta abajo, pasaba frente a la casa de don Toño, medio hacía el alto y giraba a la izquierda para empezar a tirar pedal en dirección Este. Dos cuadras más arriba giraba hacia el Norte pasando frente a la casa de mi abuela hacia la office, doblaba al Este de nuevo buscando la recta larga que me llevaría hacia la Vigui. Levantando polvo, saltando y agarrando tan duro la manivela que hasta picazón daba en los brazos la vibración que provocaba la calle mala. Ahí iba yo con los ojos llorosos por el estorbo del viento empolvado, bajando a todo pulmón y a todo pedal. Para luego meterme entre cafetales e ir a salir a Calle Ronda donde bajaba nuevamente a toda velocidad hacia el Sur hasta llegar a la esquina del Dr. Moreira.

Subía en sentido contrario, ahora dirección Norte, buscando el Polideportivo, la cuesta que había bajado inicialmente con mucha energía, parecía ahora interminable, hasta que llegaba rendido a premiarme con una Chocoleta en la pulpería de don German.