viernes, septiembre 12, 2008

Arte en el Campus

Transcurría la tarde a su ritmo, como un buque de esos grandotes que atraviesan el Atlántico silenciosamente y pueden verse desde lejos dejando un hilo de humo detrás y estelas en el mar, que de no ser por eso, pareciera estaban detenidos. Algunos pajaritos jugueteaban en algunos de los árboles del campus, como dando saltos entre las ramas, como dos enamorados escapando uno del otro, pero dejándose alcanzar. A veces iban a la fuente a refrescarse rápidamente y volvían a su jueguito de seguido.

Por una ventana un rayito de luz le iluminaba las tersas manos, mientras ella escribía en el teclado algunos poemas que se le ocurrían mientras trataba de completar un trabajo pendiente, con el inconveniente que en aquella tranquilidad que se respiraba, el deseo de escribir le brotaba sola, aún inmersa en medio de tanto trabajo, el arte le corría por las venas y las teclas no podía resistirse a su creación.

El aroma a café le interrumpió el momento y mientras el subconsciente redactaba en borrador, caminó a la cafetería y afuera, los pajaritos se besaban humedecidos decorando los celajes que empezaban a formarse a lo lejos.